Tantas polémicas, declaraciones y restricciones están terminando por aburrir a los que hace unos años abarrotaban las playas pertrechados con parrillas, neveras, sillas –y sofás-, mesas, kilos de carne, gambas, y litros de refrescos y alcohol. Los grupos familiares escasean ya en la arena cuando llega la noche de las Barbacoas del Trofeo, donde ganan terreno los jóvenes –o más bien, se hacen más evidentes-. Y la macro fiesta popular de las barbacoas, si sigue la tendencia de los últimos años, podría terminar llamándose la ‘bebecoa’ del Trofeo. Un botellón más. En la pasada noche del sábado y madrugada del domingo, más de 60.000 personas -tras el recuento municipal-, se congregaron en las zonas acotadas para la fiesta, sin importarles el fresquito poniente. Mucha gente, pero a la vez, poca, si se compara con las barbacoas de hace unos años. En 2005 se llegó a hablar hasta de 300.000 almas… Y el pasado agosto, en un día entre semana, se contabilizaron 55.000 personas.
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