Pese al suspense generado por los socialistas en las últimas semanas, todo transcurrió conforme se esperaba: la negativa del PP y los votos afirmativos del PSOE y del PA al convenio de colaboración con la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, a través del cual se iniciará la construcción y puesta en funcionamiento de la línea metropolitana del tranvía que conectará Chiclana, San Fernando y la capital, atravesando la calle Real, que se peatonalizará. Asimismo fue aprobado –en este caso por unanimidad- que se solicitaran a la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte ayudas económicas para los comerciantes del centro, cuya actividad se verá afectada por las obras. El debate plenario no estuvo exento de apasionadas intervenciones. Y algo inusual: fue el alcalde quien rompió el fuego oratorio, debido a lo trascendente del orden del día. A pesar de controvertido del asunto y de la crispación que el mismo originó en la sociedad isleña, la afluencia de público no fue reseñable, a lo que ayudó sin duda, la hora de convocatoria, las 9.30 horas. Ninguna de las tres fuerzas políticas añadieron nada nuevo a los que han venido siendo sus discursos sobre el tema: andalucistas y socialistas glosaron las ventajas socio-económicas y de infraestructuras que acarrearía el proyecto, en tanto que el PP se reafirmó en que el paso del tranvía por Real fracturaría la ciudad, por lo que el mejor itinerario hubiera sido el de la ronda del Estero. Y, por supuesto, el único partido en la oposición incidió una vez más en la flagrante incoherencia de que una delegada de Urbanismo que no creía en este tranvía, la popular Carmen Pedemonte, acabara siendo la máxima responsable de su gestión.
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