Sin tijeritas
Este verano está enfilando su recta final y todavía, a parte de no coger vacaciones, no he hablado de las propiedades espirituales del tintoconcasera –eso de que venga ya mezclado le quita la grasia- ni de otras “noticias” estúpidas e insulsas que estos días “manchan” las páginas y minutos de los medios de comunicación. Como si en agosto fuera pecado pensar, aún más que durante el resto del año. Noticias de última hora como “hace calor” o “hay picapicas en las playas”; noticias que deberían avergonzar a más de uno, con la Casa Real jactándose de cómo se gastan el dinero de los súbditos españolitos en sus pomposos veraneos en yate de lujo, aunque en familia, que supongo, será lo sacrificado; noticias de relevancia planetaria, como aquel referéndum en un pueblo granadino en el que cien vejetes decidían sobre una antena de móvil o no, que hemos estado unos días en un sinvivir, con conexiones en directo…; y todo ello aderezado con sucesos por aquí y por allá, cuanto más escabrosos mejor, que hay que mantener al personal acongojado. Esto es periodismo… esto es lo que pasa cuando por las redacciones escasean las notas de prensa y convocatorias de peperos y sociatas, jugando a eso que llaman democracia, y los comunicados que no son más que publicidad encubierta. En fin, que no sé a qué viene este rollo. Lo que quiero es echarle la bronca a mi jefe. O todo lo contrario, elogiar el pluralismo (¿?) del medio que encabeza –este-, pero eso queda como “muy pelota”. Y es que leo un reciente artículo del señor Miguel Massanet, que desde hace unas semanas es bienvenido, y nos aporta su particular visión –no hace falta lupa para palpar hacia donde se escora el barco- con sus columnas de opinión en este periódico, y me he quedado un poco asín. Nunca pensé que iba a trabajar en un medio de comunicación donde unas páginas más allá o acá –en este caso, unos enlaces más allá o acá-, alguien, en pleno 2007, haciendo un balance, legítimo, de la legislatura de Rodríguez Zapatero, escribiera cosas como las que siguen (copio). “Sus resultados están a la vista: incremento exponencial de la drogodependencia; fracaso escolar fruto de leyes que permiten pasar de curso a muchachos sin preparación; falta de disciplina y agresiones sin sancionar en las aulas; incremento de la delincuencia y aumento de los crímenes mafiosos y también pasionales; divorcios a la carta y, cada día, más numerosos, causados por la irresponsabilidad de la juventud que ha elevado la sexualidad al grado máximo de la pirámide, dejando relegado el amor verdadero a la categoría de excepción; falta de respeto a la vida humana, favoreciendo la eutanasia y el aborto (deshacerse de los viejos incómodos y de los frutos embarazosos de un amor esporádico y evanescente); promoción de la vida fácil y sin responsabilidades (okupas, antisistemas, desarraigados) y menosprecio del trabajo; promiscuidad, lascivia y homosexualidad como contrarios a vida ordenada; en fin, todo lo que convenía a los fines de un sujeto, ZP”. Y el compañero Massanet se queda tan pancho, sobre todo tras remarcar, entre otros tiritos in crescendo, lo de “promiscuidad, lascivia y homosexualidad como contrarios a vida ordenada”… Señor director, me rindo ante la pluralidad de opiniones, aunque en ocasiones más que juicios sean burradas. Lo peor no es que un columnista escriba cosas como estas –habría que preguntar si también lo piensa-, sino que después haya catorce borregos detrás que lo repitan, sin saber siquiera qué berrean. Sólo saben contra quien escupen… Ponme un tintito, que que que…
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